martes, 2 de agosto de 2011

Usan los vídeo juegos para rehabilitarse


Pacientes con problemas motrices y cognitivos recuperan funciones perdidas haciendo ejercicios con programas de realidad virtual.

Tener 60, 70 u 80 no es una barrera para disfrutar de videojuegos que, de paso, ayudan a recuperar funciones perdidas por enfermedades que afectan el equilibrio, la motricidad, la memoria o la atención.

Si no, Marta, a los 78, no habría podido volver a recorrer un campo de golf como solía hacer antes de tener varias operaciones de la cadera derecha y la artritis reumatoidea que avanza en sus manos. Ni Oscar, de 68 y fanático de Vélez, no podría seguir disfrutando de emocionantes partidos de tenis como los que jugaba hace dos décadas, antes de que le diagnosticaran Parkinson. O Jesús, a los 83 y tras un accidente cerebrovascular (ACV), nunca hubiera imaginado ser tan buen jugador de bowling o golf virtuales como para dirigir un campeonato entre los residentes del Centro de Excelencia para Adultos Mayores Hirsch.

En una de las salas del centro, ubicado en la localidad bonaerense de San Miguel, los tres se sientan frente al televisor conectado a una consola Wii de videojuegos, principalmente de deportes, como el box, el tenis, el bowling, el golf y el básquet. Son los que permiten que los especialistas trabajen con pacientes que padecen secuelas que afectan el normal funcionamiento del cerebro, el sistema nervioso o los músculos.

“En la última década se dio la incorporación de situaciones de realidad virtual a la rehabilitación, entendida como la recuperación de las actividades cotidianas que fueron perdidas, desde bañarse y vestirse hasta ir al baño o caminar”, explicó a LA NACION el doctor Moisés Schapira, director médico del centro Hirsch e integrante del Servicio de Medicina Familiar del Cemic.

Entre las ventajas del uso guiado de la Wii en la terapia física y mental, una estrategia complementaria bautizada Wiihab, están el estímulo visual a través de los colores y la vivacidad de las imágenes, el estímulo físico para llevar adelante el juego y el estímulo social, ya que se puede jugar de a dos o más, y competir por puntos.

“Normalmente, la recuperación física se realiza con repeticiones de ejercicios con roldanas, pelotitas u otros objetos para entrenar los movimientos de los brazos, las manos, las piernas… Pero genera mucha resistencia porque aburre, y si no se está estimulado, en minutos el paciente empieza a distraerse”, indicó Schapira, profesor de gerontología de la Universidad del Salvador y de medicina familiar de la UBA y el Instituto Universitario Cemic.

Con la licenciada en terapia ocupacional María Elena Torres, que supervisa la Wiihab, coincidieron en que la estrategia tiene indicaciones precisas (que, según la literatura publicada, incluyen por ahora a pacientes con problemas cerebelosos, lesiones medulares, ACV) y limitaciones, como la necesidad de que el paciente comprenda el juego y las indicaciones del terapista; que se haga por un tiempo limitado y bajo supervisión para evitar lesiones por mal uso o abuso, y que tenga un resultado a medir para conocer si el ejercicio sirve o no.

En el centro Hirsch, que incorporó esta tecnología el año pasado, la mayoría de los pacientes que utilizan el sistema de realidad virtual está en silla de ruedas o tiene problemas de equilibrio. “Por ahora, trabajamos más la destreza de los miembros superiores. Sólo en dos casos estamos trabajando el equilibrio con el golf virtual -dijo Torres-. Lo usamos media hora y en ese período cambian los movimientos; además, juegan de a dos, que es lo que más les gusta para competir.”

De pronto, Oscar derribó todos los bolos de bowling de un solo tiro. Todos festejaron, incluido Mariano Legori, de 28 años, que les había dado las indicaciones precisas para lograrlo con los botones del control. “Al principio, les cuesta la coordinación, pero una vez que le agarran la mano… -dijo este joven en recuperación de una lesión medular en el cuello que lo paralizó por completo-. Esto les cambia el ánimo, se olvidan del dolor.”

Y mientras Oscar aseguró que le sirve para las articulaciones y que es un “bueno sustituto del juego natural con otros”, Marta coincidió con Jesús en que les agudizó el ingenio. “No es lo mismo que el golf, pero es divertido. Siento que me activó la mente”, dijo la orgullosa bisabuela.

Y Jesús comentó que la combinación de la rehabilitación tradicional y la realidad virtual también le permitió recuperar movimientos. “Uno presta más atención; leo bien el diario. Hace dos años tuve un ACV y quedé como quedé -sonrió-. Ahora, sé que tengo que hacer ejercicio.”

Fuente: La Nacion

Red obicua, una idea no tan lejana


Si dispones de un televisor LCD de Sony “Bravia” de última generación conectado a Internet con un telemando que integre un lector “FeliCa“, puedes acceder a una plataforma de servicios y , por ejemplo, obtener video bajo demanda, realizar compras online, consultar diversas informaciones o efectuar otras muchas transacciones. Para pagar estos servicios, lo único que tienes que hacer es acercar tu tarjeta de pago con un chip tipo RFID(Identificación por Radiofrecuencia) al telemando del televisor y la transacción se realizará automáticamente. Estas tarjetas actúan como un monedero virtual de crédito/debito con cargo a una cuenta bancaria encriptada o de prepago anónimo, la cual se puede recargar con el saldo que se desee en comercios, distribuidores de billetes y otros puntos acreditados.

Pero el concepto de FeliCa va mucho más allá de un simple mecanismo de pago. Por ejemplo, en la cadena de TV que estamos viendo, aparece la publicidad de un restaurante, de un hotel, de un comercio cuyo “glamour” nos seduce, nada de levantarse del sofá para buscar papel y lápiz para anotar la dirección, con solo acercar nuestro teléfono móvil con el chip RFID al telemando y pulsando la tecla “FeliCa” la dirección, el teléfono y otras informaciones quedarán grabadas en nuestro móvil.

Otra situación, si practicas footing cada mañana para mantener el tono corporal y llevas un podómetro con el chip RFID, cuando regreses a casa, lo acercas al telemando y pulsando la tecla “mágica” los datos se trasferirán automáticamente a la plataforma de servicios y en el televisor dispondremos de gráficos con el número de pasos, las calorías quemadas, los kilómetros recorridos, etc. Y así, cientos de aplicaciones que los japoneses ya están utilizando. Se estima que en estos momentos están en circulación más de 350 millones de chips RFID del tipo FeliCa comercializados por Sony. En el Japón ya son un estándar de facto y están incorporados en decenas de variantes de tarjetas (transporte, pago, fidelización, empresa, club deportivo, escuela…) en plástico o integradas en los teléfonos móviles.

Los chips RFID integrados en cualquier objeto susceptible de ser marcado electrónicamente de la misma forma que si marcamos con un código de barras, permiten el acceso y la interacción con lectores integrados en un número cada vez más creciente de equipos conectados a la Red. Una especie de “¡Ábrete Sésamo!” que nos da entrada a una inmensidad de aplicaciones utilizando dos dispositivos básicos asentados en nuestras vidas cotidianas para interactuar con la Red: el telemando del televisor y el teléfono móvil.

Pero no únicamente hablamos de objetos conectados a la Red, la hiperconectividad va mucho más allá, desde la posibilidad de utilizar píldoras RFID especiales para los seres humanos y animales, un sistema patentado por Kodak, con el fin de obtener y transmitir información fisiológica o como un componente de identificación incorporado en los seres vivos. Además, no sólo incorporamos a la Red objetos y seres vivos, también se pueden inundar los espacios públicos y privados de marcadores electrónicos, los “ucodes”, como propone y está desplegando en las calles de Tokio Ken Sakamura, Director del Ubiquitous Networking Laboratory, para obtener información e interaccionar con nuestro entorno exterior. Sus aplicaciones son numerosas, dos ejemplos: los ucodes en las aceras pueden guiar vocalmente a los ciegos utilizando su bastón que actúa como un dispositivo de lectura y comunicación, o la aplicación como guía para que los turistas vayan recibiendo por el teléfono móvil información sobre monumentos u otros sitios de interés en su recorrido turístico.

Esta tendencia hacia una Red ubicua, hiperconectada donde el espacio público y privado, los objetos y las personas interaccionan constantemente, plantea el dilema de las dos caras de la tecnología vigente en nuestra sociedad del siglo XXI: el debate permanente sobre su bondad (factor de progreso) o su perversidad (los peligros inconmensurables, sobre todo, para los derechos de la privacidad). Un tema con amplías e importantes connotaciones sociales, económicas y culturales.