martes, 14 de junio de 2011

Acumular reservas: ¿Por qué y para qué?


Los procesos de acumulación de reservas entrañan altos costos en términos de intereses que los Bancos Centrales deben cubrir

 
La acumulación de reservas internacionales es costosa. En primer lugar, implica un costo de oportunidad en la medida en que en lugar de colocarse en activos financieros externos de bajo riesgo y bajo rendimiento, los recursos podrían asignarse a inversiones de mayor retorno o utilizarse para pagar deuda externa, cuya tasa de interés es típicamente más alta que la que se obtiene por la inversión de las reservas. 

En segundo lugar, las operaciones de esterilización que suelen acompañar los procesos de acumulación de reservas entrañan altos costos en términos de intereses que los Bancos Centrales deben cubrir.

Adicionalmente, tras haber flexibilizado los tipos de cambio, las economías de la región están, en principio, mejor posicionadas para convivir con niveles de reservas inferiores a que los que anteriormente se requerían para defender el valor de sus monedas. Esto porque el tipo de cambio sería la variable de ajuste frente a choques externos, en lugar de las reservas.
Siendo así, ¿a qué obedece la sostenida acumulación de activos externos por parte de las autoridades monetarias en América Latina? 

La principal razón para acumular reservas es para su uso como mecanismo de auto-seguro. Aun cuando la flexibilidad cambiaria permite que el precio de la moneda sea la principal variable de  ajuste frente a choques externos, la experiencia durante la reciente crisis financiera probó que las reservas también pueden complementar los mecanismos de blindaje externo.
La holgura de activos externos facilitó a los Bancos Centrales las intervenciones para mitigar la volatilidad en los mercados, lo que permitió ajustes más suaves y sin grandes discontinuidades en las monedas. La evidencia sugiere, además, que los países con más reservas acumuladas obtuvieron cambios en sus calificaciones de riesgos más favorables, lo que abarató su acceso al crédito.

A pesar del surgimiento de algunos modos de provisión de liquidez como las líneas de swap con la Reserva Federal de EEUU –entre otros bancos– las Líneas de Crédito Flexibles o la ampliación de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional, pareciera que falta mucho camino que recorrer para la existencia de un mecanismo global de aseguramiento y provisión de liquidez que reemplace la acumulación de reservas por parte de los países.

Por otra parte, los Bancos Centrales adquieren activos externos también para evitar apreciaciones de las monedas que resten competitividad a las exportaciones. Superado el escollo más agudo de la crisis, tanto la recuperación de los precios de las materias primas como la reanudación de los flujos de capitales están ejerciendo de nuevo presiones sobre las monedas. 

Esto último ha reavivado el debate sobre el uso de las intervenciones para prevenir la apreciación. No obstante, más allá de su costo, la efectividad de las intervenciones masivas para alterar la tendencia del tipo de cambio no es clara, particularmente cuando los niveles de ahorro e inversión de los países no se corresponden con tipos de cambio subvaluados. Sin embargo, las intervenciones permanecerán en la lista de instrumentos de política de los Bancos Centrales. En qué medida se usarán para mitigar la volatilidad o  impactar el nivel será cuestión decisión de las autoridades.

Pero sea cual sea la motivación, todo apunta a que los países de la región seguirán manteniendo elevados volúmenes de reservas en el corto plazo.