jueves, 14 de julio de 2011

En Estados Unidos la carne es más barata que en Argentina




Por Jorge Oviedo
Especial para lanacion.com

Sin necesidad de la intervención de Guillermo Moreno y sin que aparezcan los camiones enviados por el gobierno argentino, los neoyorquinos pueden pagar bastante más baratas las carnes de pollo y de vaca que sus pares porteños.
Como lo muestra la fotografía adjunta, en un supermercado del Greenwich Village de Manhattan es posible conseguir tapa de cuadril de animales de la raza Angus, es decir, carne premium, por unos $ 36,5 el kilogramo. En los supermercados porteños por el mismo corte y una calidad similar el precio ronda los $ 45 el kilogramo, es decir, un 23% más caro.

En tanto por unas supremas de pollo grado A en la ciudad de Buenos Aires se pagan hasta $48 el kg. En cambio los valores son de sólo $31,90 en el barrio neoyorquino donde nació la Marcha del Orgullo Gay. De hecho, el supermercado de la fotografía se encuentra a la vuelta del famoso bar Stonewall Inn, donde en 1969 comenzó la rebelión gay contra las redadas policiales que la marcha rememora.
La situación parece no ser nueva en la Argentina y el gobierno de Cristina Kirchner no es el primero que trata de combatir problemas similares.
La gran cuestión parece ser que cada vez que hay "dólar competitivo" también aparecen los "alimentos con precios prohibitivos". La razón es que lo que los argentinos comen tiene mercados internacionales y al elevarse el precio de exportación, éste tiende a extenderse al mercado interno.
Las autoridades han intentado históricamente combatir esta clase de traslados con diferentes medidas, la más conocida es el impuesto a la exportación llamado "retención". No las inventó el kirchnerismo, aunque seguramente hizo historia por haber tenido el conflicto más grave en torno a ellas con los productores agropecuarios.
Otras medidas son las restricciones a las exportaciones con cupos o directamente prohibiciones, pero entonces, en el mediano plazo, tiende a reducirse la producción local. Es lo que ha ocurrido en los últimos años en la Argentina. Ahora la carne de vaca no sólo es cara, incluso más cara que en los Estados Unidos. Además, la falta de animales pone en crisis la actividad frigorífica e impide cumplir con las cuotas de exportación.
Los emprendimientos del Gobierno ofreciendo carnes de vaca, pollo y ahora también de cerdo a precios muy inferiores a los de mercado, parecen ser sólo operaciones principalmente propagandísticas. Se abastece así una proporción tan insignificante de la demanda que no tiene relevancia en el presupuesto de la mayoría de las familias.
Cuando a los defensores del tipo de cambio alto se les observa que eso genera salarios muy bajos en dólares, suelen responder con el latiguillo de que "eso es un problema para los que consumen en París o en Miami".
Pero el hecho de que al cabo de unos años de tipo de cambio alto los precios de la carne y el pollo sean mayores que en Nueva York hacen ver que en todo caso, quienes hoy pueden irse a hacer las compras afuera no son los que tienen precisamente el problema.